martes, 25 de noviembre de 2008

The Politico: nueva prensa americana

De repente, el Metro de Washington apareció invadido por un periódico nuevo. Ocurrió hace año y medio, sin demasiado ruido ni publicidad. El síntoma más claro fue que apareció un nuevo distribuidor de prensa al lado de los ya consagrados del USA Today o The Washington Post. “¿Qué es esto?”, se preguntaron los atareados ciudadanos de la capital de EE.UU. “Esto es un experimento”, dijo entonces John Harris, su director. Un experimento periodístico llamado The Politico y destinado a un público concreto: el de los fanáticos de la política norteamericana.

Esta nueva publicación es diferente a sus parientes cercanos. Para empezar, es gratuita. Para seguir, no es diaria. Y para terminar no ofrece información general. Ante tanta novedad es obligado volver a la primera pregunta (entonces… ¿qué es esto?) y concluir: The Politico forma parte del nuevo periodismo nacido al calor de la revolución digital.

Su objetivo, sin embargo, es viejo, viejísimo: influir y ganar dinero. O al revés, eso no importa. Pero sus dueños no pierden ni un minuto en intentar llegar al gran público. A ellos sólo les interesa el “loco” de la política nacional estadounidense, en especial el que vive en Washington. Ese entusiasta capaz de devorar secciones sin pestañear, ya se hable de los grupos de presión, el Congreso o las elecciones presidenciales de 2008.

Quizá pueda decirse que en The Politico sobresale su carácter de medio escrito (25.000 ejemplares distribuidos tres veces por semana). Pero, curiosamente, la mayor parte de sus lectores proceden de la edición digital, que contiene material no publicado en papel y varios weblogs temáticos. Además, seducidos por las nuevas tecnologías y empujados por su audiencia, en su web (www.politico.com) cuelgan contenidos audiovisuales (videos, podcast, animación, infografía) elaborados por la redacción del periódico y que han tenido tanto éxito que diferentes televisiones y radios de EEUU los compran y difunden.

Detrás de esta iniciativa hay un grupo de curtidos periodistas especializados en política. Como sus fundadores, Harris (46 años) y VandeHei (36) –que trabajaban en el Washington Post– o parte de la redacción, que procede de la revista Time. De sus inquietudes y sus cervezas con otros periodistas surgió la convicción de que la prensa tradicional, además de tradicional, era vieja. “Los directores de los grandes periódicos ya no marcan la agenda política, sino que son los propios ciudadanos los que lo hacen”, aseguró John Harris a su equipo cuando les explicaba su proyecto. A lo que VandeHei añade “Por eso queremos contar de nuevo historias que interesen e iluminen las personalidades políticas, sus amistades, sus ideas y estrategias… Todo lo que suele quedar en la sombra del Washington oficial”. A esa conclusión unió otra: no son los medios los que atraen y retienen a sus lectores, sino que son las firmas de algunos periodistas los que fidelizan a las audiencias.

Sobre esas dos impresiones nació The Politico, un medio que ofrece más libertad a sus redactores para escribir, para elegir los temas de interés y para desarrollar un estilo propio. Por ahora, el experimento navega viento en popa. Su web es ya una de las quince más visitadas de los EEUU y tiene casi cinco millones de visitantes únicos, así que los políticos y lobbies americanos han vuelto sus ojos hacia el nuevo periódico. Todo en apenas 18 meses.

¿Quién dijo que no hay nada nuevo bajo el sol?

Publicado en Diario de Navarra el 2 de agosto de 2008

viernes, 21 de noviembre de 2008

Superviviente

Casi un mes después del atentado contra la Universidad de Navarra, me llega este vídeo. A los que hemos estudiado en esa universidad nos dice infinitas cosas. Carry on, my sweet survivor.

martes, 18 de noviembre de 2008

Un político valiente

El Presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, es médico radiólogo y el primer socialista en acceder a la jefatura del estado en Uruguay. Ambas cosas le dan un valor excepcional a su veto a veto presidencial a la ley del aborto, que ha explicado en la Asamblea con elocuencia.

En España, el diario socialista El País está que trina y en su noticia sobre el asunto ni siquiera recuerda que Vázquez comparte ideología con la autora del panfleto pro-abortista. Vázquez, sin embargo, acaba de alcanzar 62 % de "simpatía", mientras que su gestión mantiene el 50 % de aprobación, según una reciente encuesta que muestra un grado de adhesión inusual para un gobernante que transita el último tramo de su mandato (finaliza en 2010).




TEXTO DEL VETO DEL PRESIDENTE DE URUGUAY, TABARÉ VÁZQUEZ, A LA LEY DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO

Montevideo, 14 de noviembre de 2008

Señor Presidente de la Asamblea General:

El Poder Ejecutivo se dirige a ese Cuerpo en ejercicio de las facultades que le confiere el artículo 137 y siguientes de la Constitución de la República a los efectos de observar los Capítulos II, III y IV, artículos 7 a 20, del proyecto de ley por el que se establecen normas relacionadas con la salud sexual y reproductiva sancionado por el Poder Legislativo.

Se observan en forma total por razones de constitucionalidad y conveniencia las citadas disposiciones por los fundamentos que se exponen a continuación.

Hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar. Sin embargo, en los países en que se ha liberalizado el aborto, éstos han aumentado. En los Estados Unidos, en los primeros diez años, se triplicó, y la cifra se mantiene: la costumbre se instaló. Lo mismo sucedió en España.

La legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia. La biología ha evolucionado mucho. Descubrimientos revolucionarios, como la fecundación in vitro y el ADN con la secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que desde el momento de la concepción hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser. Tanto es así que en los modernos sistemas jurídicos -incluido el nuestro- el ADN se ha transformado en la "prueba reina" para determinar la identidad de las personas, independientemente de su edad, incluso en hipótesis de devastación, o sea cuando prácticamente ya no queda nada del ser humano, aun luego de mucho tiempo.

El verdadero grado de civilización de una nación se mide por cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles. Porque el criterio no es ya el valor del sujeto en función de los afectos que suscita en los demás, o de la utilidad que presta, sino el valor que resulta de su mera existencia.

Esta ley afecta el orden constitucional (artículos 7º, 8º, 36º, 40º, 41º, 42º, 44º, 72º y 332º) y compromisos asumidos por nuestro país en tratados internacionales, entre otros el Pacto de San José de Costa Rica, aprobado por la Ley Nº 15.737 del 8 de marzo de 1985 y la Convención Sobre los Derechos del Niño aprobada por la Ley Nº 16.137 del 28 de setiembre de 1990.

En efecto, disposiciones como el artículo 42 de nuestra Carta, que obliga expresamente a proteger a la maternidad, y el Pacto de San José de Costa Rica -convertido además en ley interna como manera de reafirmar su adhesión a la protección y vigencia de los derechos humanos- contiene disposiciones expresas, como su artículo 2º y su artículo 4º, que obligan a nuestro país a proteger la vida del ser humano desde su concepción. Además, le otorgan el estatus de persona.

Si bien una ley puede ser derogada por otra ley, no sucede lo mismo con los tratados internacionales, que no pueden ser derogados por una ley interna posterior. Si Uruguay quiere seguir una línea jurídico-política diferente a la que establece la Convención Americana de Derechos Humanos, debería denunciar la mencionada Convención (Art. 78 de la referida Convención).

Por otra parte, al regular la objeción de conciencia de manera deficiente, el proyecto aprobado genera una fuente de discriminación injusta hacia aquellos médicos que entienden que su conciencia les impide realizar abortos, y tampoco permite ejercer la libertad de conciencia de quien cambia de opinión y decide no realizarlos más.

Nuestra Constitución sólo reconoce desigualdades ante la ley cuando se fundan en los talentos y virtudes de las personas. Aquí, además, no se respeta la libertad de pensamiento de un ámbito por demás profundo e íntimo.

Este texto también afecta la libertad de empresa y de asociación, cuando impone a instituciones médicas con estatutos aprobados según nuestra legislación, y que vienen funcionando desde hace más de cien años en algún caso, a realizar abortos, contrariando expresamente sus principios fundacionales.

El proyecto, además, califica erróneamente y de manera forzada, contra el sentido común, el aborto como acto médico, desconociendo declaraciones internacionales como las de Helsinki y Tokyo, que han sido asumidas en el ámbito del Mercosur, que vienen siendo objeto de internalización expresa en nuestro país desde 1996 y que son reflejo de los principios de la medicina hipocrática que caracterizan al médico por actuar a favor de la vida y de la integridad física.

De acuerdo a la idiosincrasia de nuestro pueblo, es más adecuado buscar una solución basada en la solidaridad que permita promocionar a la mujer y a su criatura, otorgándole la libertad de poder optar por otras vías y, de esta forma, salvar a los dos.

Es menester atacar las verdaderas causas del aborto en nuestro país y que surgen de nuestra realidad socio-económica. Existe un gran número de mujeres, particularmente de los sectores más carenciados, que soportan la carga del hogar solas. Para ello, hay que rodear a la mujer desamparada de la indispensable protección solidaria, en vez de facilitarle el aborto.

El Poder Ejecutivo saluda a ese Cuerpo con su mayor consideración,

Dr. Tabaré Vázquez

Presidente de la República

viernes, 14 de noviembre de 2008

Una de espías


Los americanos son muy graciosos. Sobre todo cuando se ponen en plan espía. Entonces la realidad imita al arte y pasan cosas como ésta que cuenta el diario El Mundo:

"Renegado (Renegade), Renacimiento (Renaissance), Capullo de rosa (Rosebud) y Resplandor (Radiance).
Así es como han bautizado los servicios secretos de EEUU a Barack Obama, su mujer Michelle y sus hijas Malia y Sasha".

Lo de llamar
Renegado a Obama tiene su gracia, sobre todo después de las sospechas que hubo acerca de su verdadera religión. Lo digo porque según el DRAE, un renegado es una persona que ha abandonado voluntariamente su religión y sus creencias. ¿Era Barack Obama musulmán y dejó de serlo en algún momento? No se sabe.

Lo que sí se sabe es que, efectivamente, durante la campaña renegó de su congregación cristiana -Trinity United Church of Christ- porque su párroco, llamado Jeremiah Wright, era "demasiado radical". De hecho, el tal Jeremías andaba recordando que por ahí que Obama tiene por segundo nombre Hussein (como Saddam) y soltando barbaridades del tipo "Dios maldiga América". Lo relevante del caso es que el nuevo presidente de los EEUU se bautizó de adulto y eligió a Wright como pastor y consejero... cargo que ya no tiene porque Mr. (Elect) President puso tierra de por medio ante las jeremiadas de Jeremías.

Otra de las acepciones de renegado es "Persona áspera de condición y maldicente". Esto sí que no. Obama es sonriente y atildado. Al menos por ahora y mientras no se demuestre que tiene una Hidden Agenda. Así que quizá a McCain, famoso por sus insultos (llamó "puta" a su esposa en público), le cuadrara más ese significado. (Aclaro que el nombre en clave de McCain para la CIA era "Fénix", el ave fabulosa que renacía de sus cenizas... ¿será una premonición?)

Por último,
El Renegado también es un juego de cartas -en algunos sitios lo llaman Tresillo- que se juega entre tres personas. ¿Será éste el significado que buscaban los de la CIA? ¿Están llamando tahúr al bueno de Barack? ¿O acaso piensan que su mandato presidencial va a ser un triunvirato al viejo estilo romano? Entonces... ¿quiénes son los otros dos? ¿Biden y Michelle, su esposa? ¿O quizá Bill e Hilaria Clinton, ahora que suena para ser Secretaria de Estado? Lo mire por donde lo mire son unos tríos poco apetecibles.

Si comparamos el mote de Obama con el de su vicepresidente,
Joe Biden (al que han bautizado como Celtic (Celta)), vemos que el nuevo inquilino de la Casa Blanca sale perdiendo. Celta es más bonito y a Biden le cae al pelo (blanco), porque sí que tiene pinta de celta. Además, en España es el nombre de un club de fútbol que me cae simpático -el Celta de Vigo- y también de unos cigarrillos legendarios.

A
Bush, por ejemplo, le llaman Trailblazer (algo así como "Pionero", nombre que en español tiene resonancias cubanas, cosa que seguro que molesta al tejano), mientras que a Bill Clinton le bautizaron con el rimbombante Eagle (Águila). Ahora bien, tras el lío Lewinsky parecía más un gallo desatado y cubridor que un águila de altos vuelos. A Reagan le llamaron Rawhide (Látigo, y bien que lo fue para los comunistas) y Jimmy Carter fue Deacon (Diácono). Entre este sobrenombre y los cacahuetes me explico la causa de su deteriorada imagen.

Lo que no tiene perdón de Dios es llamar a las hijas de Obama "Capullo de rosa" y "Resplandor". En español de España "capullo" es un insulto habitual equivalente a "imbécil", aunque no siempre fue así. En la Castilla rural aún se usa para alabar las niñas pequeñas, pero ni que decir tiene que a los
urbanitas les hace mucha gracia y les parece ridículo. Pero es que algunos urbanitas son un poco capullos. Y "Resplandor" es, de toda la vida, la película de terror (en inglés The Shining) en la que Jack Nicholson persigue con un hacha a su esposa. O sea que...

Ahora bien, peor lo tuvo una de las hijas del ex-presidente
Al Gore, a la bautizaron como "Pitufina". Esa sí que era una verdad incómoda (An Inconvenient Truth).

miércoles, 12 de noviembre de 2008

El Che como idiota político

Acaba de presentarse en Madrid Comediantes y mártires (Editorial Debate, 2008), libro que analiza cuatro mitos argentinos: Gardel, Evita , Maradona y Che Guevara. El autor es otro argentino, Juan José Sebreli, que es un sociólogo de izquierdas alejado del peronismo.

Para Sebreli, Guevara era un "idiota político", consideración que "no pretende ser un insulto sino la descripción objetiva de su comportamiento", más propio de un inútil que de un verdadero político.

La semblanza del Che que presenta su compatriota está muy alejada de la leyenda o el mito. "Puede decirse que él fue, a la vez, un aventurero, un santo y un héroe, pero no un político", señala el autor del libro que ha ganado el I premio de ensayo Debate Casa de América.

Más aún, "
Si el Che no hubiese conocido en México a Fidel, probablemente se habría marchado con una beca a estudiar medicina a París, que es lo que quería hacer". Eso, al menos, es lo que le escribió a su madre en 1955.

Después llegarían la revolución y los crímenes. "Tras el triunfo de los rebeldes del M-26-J, Guevara ordenó los fusilamientos en masa de la fortaleza habanera de La Cabaña. Los juicios sumarísimos eran celebrados sin el menor procedimiento legal por los tribunales revolucionarios. Los muertos documentados llegaron a 178; no todos habían sido esbirros de Batista, entre ellos había incluso campesinos", escribe Sebreli.

La noticia de la presentación es recogida in extenso por El País, portavoz oficial del socialismo español. Sin embargo, desde la llegada de Javier Moreno a su dirección, el diario de PRISA ha criticado con dureza al Che. Incluso en un polémico editorial en el que llamaba "fanático" a Guevara. La valentía le valió una rebelión en el periódico y una nota de protesta de dos tercios de su plantilla por haber insultado al guerrillero heroico.

Este provocador -y necesario libro- de Sebreli coincide en el tiempo con la publicación de un nuevo informe
del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo. Su título es Guevara: misionero de la violencia (Ediciones Memorias, 2008) y está firmado por Pedro Corzo, director de dicha institución. El libro está basado en el documental Guevara: anatomía de un mito, filmado en 2005 por el propio Instituto y Caiman Production.

Poco a poco, la luz va iluminando la oscuridad. Y lo que queda.



martes, 11 de noviembre de 2008

Mi negra

Ha muerto Miriam Makeba, conocida por todo el mundo que la conocía como Mama Africa, la cantante de Pata Pata, banda sonora emocional de mi infancia junto a Tammi Terrell y Ain't not Mountain High Enough (canción que ahora es famosa por un anuncio de no-se-qué) y la enorme, magnífica Nina Simone de My Baby Just Cares for Me.

La música de
Mama Africa se oía en casa mientras mi padre cocinaba. A todo volumen. Sin entender nada de nada, pero dando saltos y bailando entre espasmos. Apenas teníamos 6 ó 7 años, edad suficiente para venerar la música como parte del único santoral aceptado por mi padre. La versión que recuerdo es esta:



Otras diosas cotidianas eran
Diana Ross, Aretha Franklin o Cesárea Évora. Todas negras-negras que cantaban como los ángeles, que siempre son blancos salvo que los nombre don Antonio Machín, negrocubano y rey del bolero. El único hombre -con permiso de Bob Marley, rastas en la cabeza y media sonrisa mariana- que podía entrar en el serrallo musical paterno.

Más tarde me hastié del
Pata Pata (que sólo le tolero a Lucrecia, mulata de ojos chinos y pelo de colores, cubanaza de primera). Por eso guardo en mi memoria esta versión de Oxgam, que para mí es música sacra.



Descansa en paz, Mama Makeba, Miriam Africa, negra de mi familia.

domingo, 9 de noviembre de 2008

A golpes en Jerusalén

Ayer se leyó en todas las iglesias católicas del mundo el evangelio de la Expulsión de los mercaderes del Templo.

En ese pasaje, bien conocido, los comerciantes y sus animales (bueyes, carneros, palomas) están dentro de la casa de Dios con el permiso del sumo sacerdote, que se enriquece con cada transacción.

Ni las mujeres, ni los ciegos, ni los jorobados -y por supuesto tampoco los gentiles- pueden pisar el Templo, pero sí las bestias y sus dueños. El caos y el tumulto es proverbial, por eso la santa ira de Jesucristo se dispara al ver cómo el Templo es prostituido por los hombres. Por eso echa a latigazos a mercaderes y clientes. A latigazos. Sin compasión ni buenas palabras. Es el Je
sucristo más duro de asumir. Dios es amor... y a veces también latigazos.

Ayer, mientras leían ese pasaje en medio mundo, se repitió la escena dos mil años más tarde. Esta vez ocurrió en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, lugar sagrado donde Cristo fue crucificado y donde reposó hasta su Resurrección.

En esta ocasión, la batalla campal fue entre sacerdotes armenios y greco-ortodoxos, que decían defender sus derechos históricos en ese lugar. Para más inri, los armenios celebraban la Fiesta de la Sta. Cruz.

En la pelea ha habido varios heridos y la policía israelí ha tenido que acceder a la iglesia con los antidisturbios para separar a las dos facciones. Todo el espectáculo se ha producido con el tempo lleno de peregrinos. Pero tampoco éstos se limitaron a observar, sino que fueron tomando partido, mayoritariamente por los ortodoxos, que son más numerosos y custodian el Santo Sepulcro.

Han pasado dos milenios y (casi) todo sigue igual.


jueves, 6 de noviembre de 2008

Fired Up, Ready to Go


Entre estas fotografías...































Y ésta otra...



















Han pasado menos de 50 años y 10 presidentes de los EEUU. Del negro que se esconde para beber agua en un grifo sólo-para-negros, al negro que sabe que vivirá en la Casa Blanca. Del hispano que no puede entrar en un restaurante, al negro que tiene todos los restaurantes de América abiertos para él.

Moraleja: la Historia se vistió ayer de azul democráta. El futuro americano se escribe con "B" de Barack (que significa "Bendecido" en árabe) y "O" de Obama (y de"Ojalá", que también es arábe: "Dios lo quiera").

¿Será un futuro negro? ¿Mulato como
su protagonista? ¿Blanco quizá? Porque Obama es, a la vez, negro-mestizo-blanco. In God We Trust.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Adivina quién viene a cenar esta noche

No sé porqué, pero "Adivina quién viene a cenar esta noche" era una de las películas favoritas de mi padre. Así que cuando la ponían en la tele me sentaba a su lado y decía “Aprende y no juzgues. Sólo así serás feliz”. El consejo, obviamente, me entraba por una oreja y me salía por la otra. “Papá, no entiendo nada. Si ella quiere casarse con un negro, que lo haga”. El negro era Sidney Poitier, el primer afroamericano en ganar un oscar de Hollywood.

Mi padre nunca viajó a EE.UU., pero le encantaba ese país. Bueno, más bien le gustaba Bob Dylan y Steve McQueen, sobre todo en Bullitt. ¡Ah! Y Ava Gardner, que para él también era el animal más bello del mundo. Si mi padre hubiera nacido en Maryland o en California sería un demócrata convencido. Por eso sé que hoy estará en el Cielo (espero que los “progres” también tengan sitio junto al Padre, al menos a la izquierda) feliz de ver a un mulato en la Casa Blanca.

Reconozco que jamás hubiera votado a Obama, sobre todo por su posición a favor del aborto, los "matrimonios" homosexuales o la experimentación genética. De hecho, hice mi pequeña donación a McCain cuando se jugaba la Primarias republicanas. Ahora bien, indudablemente el triunfo de senador de Illinois abre una nueva etapa en la política mundial. Todos necesitamos la utopía y Obama es hoy la utopía, al menos para 63 millones de estadounidenses. Su victoria confirma que todo es posible en América.


De Obama –un negro que habla como un blanco– admiro su capacidad de ilusionar a una nación entera. A todo Occidente, incluso. Por eso creo que el nuevo presidente de los EE.UU. merece una oportunidad. La misma que le dieron a George Bush, que ha terminado siendo el desastre que muchos predijeron. Curiosamente, a él sí que le hubiera votado –las dos veces–, aunque me parecía un tipo gris y, por momentos, peligroso. El tiempo se ha encargado de confirmar ambas cosas.

Mi madre, que es sabia por vieja y por madre, me dijo en una ocasión que los años 60 fueron maravillosos por dos cosas: Juan XXIII y Kennedy. Es decir, había esperanza en un mundo mejor y había políticos y pastores dispuestos a luchar por esa esperanza. Ella, hija de su tiempo, era (y es) una católica práctica (y practicante), así que de su ejemplo y sus palabras aprendí otra cosa: la importancia de la unidad –en el matrimonio, en la familia, en la nación– y a no rendirse nunca. “Si crees que puedes, es muy posible que puedas” me dijo en un andén asturiano antes de coger el tren rumbo a la universidad. Yo era el primer universitario de mi familia y había crecido oyendo hablar de Juan XXIII y Marcelino Camacho, con “El País” como periódico y Serrat de banda sonora. Y un principio sagrado para mis padres que tanto los Jesuitas como el Opus Dei reforzaron: piensa por ti mismo, sé libre.

Esta madrugada, a las cinco de la mañana, el despertador me llamó para contarme resultados de las elecciones. Todos daban ya a Obama como presidente y, lo confieso con cierta y inefable vergüenza, me alegré. Fue una alegría sentimental, nada lógica ni coherente con mis principios, pero me alegré. Bob Dylan cantaba al fondo “The Times They Are A-Changing”.

Algo me dice que fue mi padre el que puso esa canción.


lunes, 3 de noviembre de 2008

Otras vidas

A veces me sorprendo con gesto de espía, apostado quizá en un banco del parque analizando a la gente que pasa. En ocasiones me descubro emboscado en la mesa de un café mientras curioseo a través del espejo de la barra. Entonces ocurre el milagro y el camarero se transforma de repente en un mozo de espadas que me entrega la muleta mientras yo –convertido por arte de magia en un torero clásico– le miro con gesto grave, a lo Manolete, antes de arrimarme a un morlaco tan negro y malintencionado que parece la vida.

A veces mis pasos coinciden en la calle con los de alguien y durante un rato caminamos juntos. En ese trecho incierto ambos nos convertimos, por ejemplo, en Epi y Blas de paseo por Barrio Sésamo o, si estoy en plan épico, en Ben-Hur y Messala en las calles de Jerusalén.

Cuando mi imaginación indomable se desboca, me siento como Felipe –el amigo dentón de Mafalda– que, de camino al colegio, veía cráteres lunares en las obras de la calle, convertido él en astronauta de la NASA. Con el inocente Felipe comparto el deseo de vivir otras vidas, siquiera por un instante, libre de obligaciones e hipotecas a treinta y cinco años. Quizá sea una parte de la infancia que se resiste a desaparecer o un deseo cobarde de huir del escalafón y el horario, tan puntuales cada lunes que parecen suizos.

La verdad es que sólo me ocurre de vez en cuando, pero intento disfrutar cada arrebato como si fuera el último. Puede ocurrir una mañana hosca de domingo y noviembre mientras compro el periódico o quizá una tarde breve de sol fugitivo e invernal.

Pienso, por ejemplo, cómo sería mi vida si yo me llamara Rodrigo de Triana y fuera el vigía que voceó a la Historia “Tierra a la vista”. O si vistiera el uniforme del 7º de Caballería a las órdenes del general Custer, dispuesto a enfrentarme a Caballo Loco y morir con las botas puestas agarrado a mi bandera.

Esos embrujos inesperados me descubren lo mucho que me habría gustado ser uno de los rebeldes de Fidel Castro y hacer la revolución, aunque acabara bien. O jugar un partido de los Celtics contra los Sixers en el Boston Garden y ver en primera fila aquellos duelos de los 80 entre el lechoso Larry Bird –todo nariz y canastas imposibles desde el otro lado del mundo– y el magistral Julius Earving, alias “Doctor J”.

Sin embargo, si lo pienso mejor y razono, veo que no hacen falta esos delirios para llevar una vida intensa. Basta con ser uno mismo y cumplir con la prosa diaria, que no es poco. Descubrir la magia de dedicar una hora fija a los críos y jugar al fútbol en el pasillo o a las muñecas en cualquier parte. Llevar, por ejemplo, a la parienta a cenar y hablar de la vida sin pretender entenderla (a ella y a la vida) y, ya puestos a pedir, jugar al mus con los amigos de siempre y no hacer trampas aunque se lo merezcan.

O simplemente visitar, de vez en cuando, a esos viejos arrugados que convirtieron una casa en un hogar para criarnos a base de sacrificios, puré y madrugones. Todo por darnos otra vida. Otra vida mejor.