martes, 12 de enero de 2010

Abusos

Desde que llegué a Washington he pasado varias veces por delante de la Nunciatura apostólica de la Santa Sede en EEUU. Está en pleno Embassy Row, la interminable Massachusetts Av. que comienza en Union Station y termina, 6630 números más tarde, en Maryland.

Casi todos los días que he cruzado por delante he visto a un hombre mayor, de unos 70 años, aguantar calor o frío con una pancarta atada a un árbol: "Pope hides pedophiles". Al principio me indignaba ver a ese hombrecillo insignificante con su cartelón. Después sólo sentí indiferencia. Al final, compasión.

La compasión vino cuando, un día, salí de entrevistar al nuncio, Pietro Sambi, que estuvo en Cuba en la década de 1970. Al tomar la acera casi me tropecé con una persona a la que no había visto. Le miré, le disparé un rápido "I'm so sorry" y seguí caminando.

Entonces me di cuenta de que era el tipo de la pancarta. El mismo. Durante unos segundos pensé en insultarle, pero al girar sobre mis zapatos volvió la cordura y fui a su encuentro. "¿Por qué hace esto", le dije farfullando. Él me observó sin agitarse. Y simplemente digo: "I am a child abused". Yo estaba equivocado: no era un hombrecillo estúpido, sino que seguía siendo un niño, un niño del que algún desalmado había abusado hace quizá medio siglo. Sentí que el frío saturaba mis huesos y entonces repetí, esta vez de verdad: "I'm so sorry".

Hoy ha habido novedades en el abominable asunto de los abusos a menores por parte de sacerdotes católicos: el Vaticano facilitará que la justicia ordinaria juzgue a los violadores. Sinceramente, es una gratísima noticia en un asunto devastador.

El cardenal Hummes, prefecto del clero, ha confirmado en una entrevista a L'Osservatore romano la absoluta colaboración de la Santa Sede para hacer justicia. En una entrevista titulada "Firmeza y paternidad", el ministro del Papa para asuntos sacerdotales afirmó que los casos comprobados deben pasar a la Justicia ordinaria, porque esos comportamientos: "hieren en profundidad el corazón de la Iglesia".

Aunque el prelado también invita a no generalizar, algo siempre recomendable, parece que los recientes escándalos en Irlanda, donde la Iglesia católica y el Estado irlandés ha sido condenados por las décadas de abusos a menores, han empujado a la Santa Sede a realizar estas declaraciones.

En uno de sus habituales ejercicios de "libertad de prensa" (informo como quiero, que para eso soy el diario global en español) El País no recoge la noticia, ni en portada ni en el interior. Y es llamativo, ya que cada vez que se conoce un nuevo escándalo sólo le falta poner trompetas al titular.

No es menos cierto que los abusos a menores son, desgraciadamente, algo común. Por eso hay denuncias por violaciones de menores contra los cascos azules de la ONU en Sudán, los centros españoles de acogida de inmigrantes menores (como denunció AI hace apenas un mes) o la Casa Pía en Portugal (en lo que fue el juicio más largo celebrado en ese país).

Dice, con razón, el cardenal Hummes: "La amplísima mayoría de los sacerdotes del mundo son personas dignas, entregadas a su ministerio y dispuestas a gastar su vida por el Evangelio", no lo es menos que estas actuaciones atacan la fe y corrompen al apostolado hasta límites desconocidos.

Supongo que el niño de la pancarta hoy dormirá un poco mejor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Post valiente. Felicidades.

javier regueira dijo...

Juan Pablo II inició su pontificado exhortando a los fieles a abrir las ventas. Cuando el predicó con el ejemplo opuesto. Benedicto es un discípulo aventajado. La percepción que los fieles de base (o lo que es lo mismo, más del 80% por cualquier análisis estadístico/campana de Gauss que hagamos) tenemos de las Jerarquías Eclesiales es que esconden las problemas bajo la alfombra (como hacía la madre de Zipi y Zape con la mierda cuando llegaban las visitas). Las percepciones solo pueden cambiarse con un cambio radical de estrategia de comunicación y el paso de mucho tiempo. ¿A qué esperan?

Nacho Uría dijo...

Veo que se anima Sr. Regueira. Gracias por el mensaje.

Ahora pregunto: ¿quienes son los "cristianos de base"? ¿Los 4 millones de personas que estuvieron en Roma cuando murió Juan Pablo II son o no cristianos de base?

¿Es esconder los problemas decir o decir lo que dice Benedicto XVI? Porque este papa apartó a Maciel, el fundador de los Legionarios y veremos en qué acaba lo suyo. Y ahora ha dicho esto que recojo, porque el cardenal no habla de este asunto sin que se lo manden.

Que la Iglesia yerra es algo reconocido desde hace 2.000 años. Empezando por San Pedro (que negó 3 veces al propio Cristo y, encima, fue la piedra sobre la que se edificó la Iglesia), pasando por San Agustín (el que llamó a la Iglesia "Casta Meretrix" -te ahorro la traducción porque tú eras buen latinista con el P. Almendral- o Alejandro VI Borgia.

La Iglesia no es ya la "Sociedad Perfecta" preconciliar, es el Pueblo de Dios, el que sufre, llora, reza, consuela, perdona y salva. Al menos esa es la Iglesia que yo reconozco como Madre y Maestra.

Por eso, aunque la estrategia de comunicación fuera perfecta y pasaran mil años, seguiría habiendo errores, calumnias, delitos y... y pecado. Que es lo que hay. En el fondo, todas las crisis son crisis de santos, de la incapacidad humana para responder con humildad y obediencia a lo que quiere Dios. A vivir la vida pensando sólo Ad Maiorem Dei Gloriam.

Yo creo que la Iglesia no es pero que el resto de las organizaciones humanas. Es más, pienso que es mejor. Porque nadie como la Iglesia católica -con todos sus errores, los mismos por los que pidió perdón JP II en 2000- ha educado, sanado, dignificado, aconsejado y acercado a Dios a decenas de millones de personas a lo largo de sus dos milenios de exitencia. Por eso, y porque está asistida por el Espíritu Santo, perdudará hasta el fin de los tiempos.

Yo creo en Dios y creo en su Iglesia (jerarquía incluída).

Unha aperta...