martes, 29 de junio de 2010

El partido de su vida

 Publicado en Nuestro Tiempo, Mayo-Junio 2010

Resulta difícil sustraerse a la poderosa fuerza atractiva de la Copa del Mundo de Sudáfrica. Por eso no voy a resistirme. Después de los escándalos arbitrales de este fin de semana, que empujaron a Argentina y Alemania a cuartos de final, recupero una vieja afrenta sufrida por España en el Mundial de 2002. En aquellos días el abominable neologismo "La Roja" no existía y, si había suerte, la selección era llamada "el Equipo Nacional", que a mi me gusta mucho más y me parece más exacto.

La guerra de Corea no se libró en los años cincuenta. La auténtica guerra de Corea fue el 23 de junio de 2002. A las 8:30 de la mañana para ser exactos.

En aquella batalla lucharon once españoles contra once amarillos. Rectifico: contra once amarillos y un moro vestido de negro que se llamaba Al-Gandhour. Era egipcio e iba armado con un silbato.

El equipo nacional superó la primera fase con tres victorias. En octavos jugamos como siempre y sufrimos como nunca frente a Irlanda, a la que derrotamos en los penaltis. Bye, bye, Shamrock.

Llegó entonces el sábado 23 de junio. España entera madrugó para ver el partido contra Corea, la anfitriona. Dos días antes los orientales habían echado a Italia con la descarada ayuda del árbitro, justa venganza al codazo de Tassotti en 1994. El partido empezó mal, mal, mal. Los coreanos corrían como lo que son y España reculaba atenazada por la maldición de cuartos. Ahí apareció el perverso Al-Gandhour con su música de viento: un fuera de juego imaginario por aquí, una tarjeta absurda por allá… El tipo tenía mala pinta, afán de protagonismo y esa rara habilidad de meterse en todo los charcos.

En la segunda parte Al-Gandhour anuló un gol legal del Pipo Baraja. El público aullaba, España temblaba y el moro afilaba su sable. Llegó la prórroga y apareció Joaquín, perla bética, para centrar sobre la línea de fondo. El balón voló en una parábola perfecta hasta la cabeza de Morientes, que lo clavó en la portería amarilla. ¡Gol¡ ¡Gol de oro! ¡España a semifinales!

De repente, un pitido traidor. Una cuchillada de aire. Un disparo al corazón rojo y gualda. Gol anulado. Tragedia nacional. Ahí se acabó todo. También el tiempo extra, que dio paso a los penaltis, donde perdimos 5-3.

Al-Gandhour sonreía entre los abrazos de sus cómplices (un linier de Uganda y el otro de Trinidad y Tobago, países de gran tradición futbolística). Contra España habían jugado el partido de su vida.

A continuación, las explicaciones de Al-Gandhour y las de José Antonio Camacho, entonces entrenador del equipo español.

martes, 22 de junio de 2010

Justicia poética

La derrota de Francia siempre es una buena noticia e importa poco que sea en fútbol, petanca o un concurso de queso azul. No menciono a propósito el tenis o el ciclismo, ya que su inutilidad en ambos deportes en los últimos treinta años es proverbial, por eso se han centrado en organizar el Tour y Roland Garros, que como todo el mundo sabe, son torneos franceses que ganan los españoles.

Sin embargo, nada tan reconfortante como ver eliminada a Francia de esta Copa del Mundo envuelta en problemas internos y superada por equipos menores, como Sudáfrica o México. Al final, la justicia poética se ha impuesto y la vergonzosa clasificación de los bleus gracias al gol con la mano de Henry ante Irlanda ha sido vengada por el dios Fútbol, que a veces sale de su letargo y nos regala momentos inolvidables. Por ejemplo, ver a Francia última de grupo. Creo que Louis de Funes no lo hubiera mejorado.



Los próximos regalos divinos que espero son: 1) una afonía del Abuelo de Hortaleza, Luis Aragones; 2) una goleada a Argentina, que está subidita a la parra y 3) un España-Brasil en octavos de final.

Entre tanto, a los gabachos les digo de corazón: Au revoire, mes amis!

viernes, 18 de junio de 2010

Saramago está con Dios

Ha fallecido José Saramago, escritor profundo, provocador nato y premio Nobel de Literatura al que la Iglesia católica calificó en su día como "comunista recalcitrante". Con razón.

Saramago sufría de ateísmo, pero no en silencio:

«No creo en Dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la Historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen los unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en Dios, no lo necesito y además soy buena persona. Nuestra única defensa contra la muerte es el amor, pero no me preocupa la muerte porque me disolveré en la nada».

Así que me gustaría mucho ver ahora su cara. Digo ahora porque es cuando estará con Dios, si es que la misericordia divina funciona.Yo quiero creer que sí.

miércoles, 16 de junio de 2010

Cuba y sus interlocutores

Hoy comienza en Cuba la visita del canciller vaticano Dominique Mamberti, francés nacido en Marruecos y responsable de las relaciones de la Santa Sede con los Estados. Mamberti es el número dos de la Secretaria de Estado y su presencia para asistir a la X Semana Social Católica (un foro sobre doctrina social en el que también se conmemora el 75 aniversario de relaciones diplomáticas entre Cuba y la Santa Sede) es una prueba más del cambio de la política castrista hacia la Iglesia, que históricamente ha oscilado entre la persecución y el desprecio.



Hace un mes el régimen cubano decidió apoyarse en la jerarquía católica para hacer frente a dos problemas: la presión internacional derivada de la muerte en huelga de hambre de un preso político y el constante desafío de Las Damas de Blanco, un grupo de mujeres que desfilan cada domingo por La Habana para reivindicar la liberación de familiares presos, todos ellos encarcelados por ser disidentes políticos o periodistas independientes.

Raúl Castro, más sensible a la presión exterior que su hermano, decidió acudir a una instancia bien conocida por él: la Iglesia católica. No es la primera vez que lo hace y tampoco será la última. Ya en 1961, tras la invasión de Playa Girón, Raúl se entrevistó con el primado de la Iglesia cubana, Enrique Pérez Serantes, para conseguir el apoyo de los obispos en una denuncia contra el ataque organizado por los EEUU. Algunas otras se han producido sin que trascendiera.

Ahora, aunque La Habana no quiere relacionar la visita de Mamberti con el reciente acercamiento de presos a sus hogares y la liberación de un disidente que seguirá en arresto domiciliario, sí se ha reconocido a la Iglesia un papel propio en la escena política. La gran novedad no son los contactos, sino que se haya informado de ellos en los medios de comunicación estatales, algo totalmente nuevo y que refuerza la impresión de que esta vez los cambios son profundos.

Es indudable que gracias a esos movimientos la UE ha dado una prórroga a Cuba, ya que el pasado lunes decidió retrasar hasta septiembre la revisión de su contundente Posición Común, promovida por Aznar hace catorce años. Bruselas ha decidido colaborar en la distensión debido a los cambios que se han visto estas últimas cuatro semanas.

España también ha jugado sus cartas, lo que no equivale a resultados inmediatos. Por un lado, Zapatero se entrevistó con Mamberti en su reciente visita a la Santa Sede, mientras que Moratinos ha celebrado dos reuniones con el ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez, que es hijo de un exiliado republicano español.

La Santa Sede, por su parte, ha aprovechado ciertos nombramientos para realizar maniobras interesantes, como la elección del nuevo arzobispo de Miami, Thomas Wenski, más favorable que el anterior al diálogo entre Cuba y los EEUU, o el encargo al cardenal de Boston de tantear al gobierno de Obama para que facilite las cosas. En el horizonte está el retiro en 2011 del propio cardenal de La Habana, que dejará la puerta abierta a un nuevo arzobispo, quizá el de Santiago de Cuba, Dionisio García, acompañante del cardenal en la reunión de cuatro horas con Raúl Castro como presidente de la Conferencia Episcopal.

Cuba, por su parte, exige que se cancelen las sanciones de la UE, mientras que los EEUU esperan la confirmación de los nuevos tiempos. En medio de esos actores se encuentra la Iglesia católica, sorprendente interlocutora en la inevitable transición a la democracia.

Publicado en Diario de Navarra, 18 de junio de 2010.

lunes, 14 de junio de 2010

Huelga la huelga

Ya tenemos huelga general. Es una lástima. No lo digo porque Zapatero no se la merezca, que se la merece más que nadie. No. El problema de esta huelga es que va a poner las cosas peor. España no necesita una huelga, necesita elecciones. Como Gran Bretaña, que votó en medio de la crisis y sigue a flote.

España necesita reformas estructurales: una reforma laboral salvaje, capitalización de las pensiones, copago sanitario, cheque escolar. Y de paso, centralización de la administración para eliminar miles de cargos políticos autonómicos y locales totalmente innecesarios. Menos Estado, más sociedad. Menos Estado, más libertad. Sólo un Estado más pequeño puede garantizar unos servicios públicos de calidad, una cobertura a los más débiles (ancianos, desempleados, inmigrantes).

La convocatoria de la huelga va en sentido contrario y demuestra (por si alguien no se había dado cuenta) la inutilidad de unos sindicatos trasnochados que se defienden a sí mismos: sus privilegios, sus liberados y sus millones de euros de los presupuestos generales. ¿Cuanto dinero reciben? ¿Cómo se lo gastan? Y lo más importante ¿por qué tengo yo que pagar los caprichos de la UGT, CCOO, USO, ELA-STV y la legión de sindicatos minoritarios? Estoy totalmente de acuerdo en que la Iglesia católica esté íntegramente financiada por sus fieles. Y los partidos políticos por sus militantes. Y los sindicatos por sus afiliados. Y los actores. Y...

Huelga general en España, pero no este mes no sea que coincida con un partido del Mundial y haya lío. ¿En julio? Ufff, vacaciones. Dejémoslo para después del verano. Así funcionan los sindicalistas.

Huelga general. Gobierno a la deriva. ¡Elecciones ya!

jueves, 10 de junio de 2010

Pajarraco del individualismo

Dedicado a Isaías Calvo Sr., que lo entenderá

Por lo visto existe un sabio en San Petersburgo que se dedica a las matemáticas. Gregori se llama y Perelman se apellida. Este genio resolvió hace un tiempo una conjetura que nadie había sido capaz de descifrar en un siglo (ignoro si las conjeturas se "descifran", pero pongamos que sí).

El tal Perelman es un tipo especial. No porque siga viviendo con su madre pese a tener 44 años, ya que muchos españoles podrían decir que a ellos les pasa lo mismo. Tampoco porque esté en paro (y reitero el argumento anterior). El interés por Perelman nace de sus actuaciones, que son incomprensibles para el mundo actual.

Concreto: en 2006 le dieron el Premio Fields, que es conocido como "el nobel de Matemáticas", un reconocimiento por el que mataría el 99,9% de los matemáticos del mundo. Bien. Perelman lo rechazó con este razonamiento: "El premio es completamente irrelevante para mí. Todo el mundo entiende que, si la demostración es correcta, entonces no se necesita ningún otro reconocimiento". Más tarde el Congreso Internacional de Matemáticos le distinguió en Madrid como el mejor matemático del mundo y quiso darle un premio, pero el inefable Perelman dijo que el comité del premio no estaba calificado para evaluar su trabajo, incluso positivamente.

Pese a su famosa aversión a los premios y la prensa (y en esto demuestra su inteligencia superior), el mundillo científico se empeña en molestarle. La última vez hace unos días, cuando se anunció en París que Perelman era el elegido para el Premio del Milenio, que ¡atención! está dotado con un millón de euros.

Con más valor que el Guerra y José Tomás juntos, Perelman ha dicho que no quiere ni el premio ni el dinero, algo que ha vuelto locos a los periodistas. De hecho, uno de ellos intentó hablar con él en Rusia, pero el sabio se negó. El reportero hizo entonces guardia delante del apartamento de Perelman hasta que salió. Con disimulo le siguió y, ya en las afueras de San Petersburgo, mientras paseaba por el campo, el plumilla se dirigió a él. La respuesta de Perelman fue legendaria: "Usted me esta distrayendo ¿Acaso no ve que estoy buscando setas?"

Perelman, pajarraco del individualismo, mito del siglo XX (y del XXI).